Las puertas secretas son un elemento que hemos visto mucho en las películas. El lugar predilecto para ubicarlas han sido las bibliotecas pero, volviendo a la vida real, podemos colocar estas puertas en cualquier habitación y existen muchas posibilidades para ocultarlas, como es el caso del dormitorio de nuestro cliente.



Nuestra puerta secreta, en esta ocasión, esconde un vestidor que tiene acceso desde la pared del cabecero del dormitorio. Nuestro objetivo era separar estas dos estancias y, para ello, camuflamos la puerta utilizando un mural que nos permitió desdibujar los límites entre esta y la pared.
Además, reforzamos esta continuidad gracias a las molduras de madera, con las que conseguimos incorporar todavía más la puerta al diseño conjunto de la pared, gracias al que, además, logramos darle amplitud a la estancia.
