Nuestra historia se remonta a la primera mitad del siglo XX, cuando la carpintería era un oficio artesano y tradicional, que se pasaba de generación en generación. Precisamente así, incluso mucho antes de lo que alcanza a recordar nuestra memoria, en aquellas viejas historias que describían al bisabuelo pasando sus días en el aserradero, fue como nos adentramos en este mundo. Aserradero que más tarde veríamos convertido en nuestro primer taller familiar.
¡Y así hemos crecido! Entre madera y sierras. Y aquí nace nuestra pasión por crear piezas únicas, hechas a mano. Piezas con alma que bien podrían narrar su propia historia.
En el año 1975 abrimos nuestra primera carpintería. En ese momento, nos dimos cuenta de que, además de haber heredado el oficio, este se había convertido en nuestra vocación.
Todas nuestras piezas eran hechas por artesanos que, lejos de devaluarlas, adquirían más valor y exclusividad, sin dejar de lado la creatividad, la innovación y el diseño.
La madera es para nosotros un lienzo en blanco que nos ofrece grandes posibilidades por su calidez ,versatilidad, naturalidad y sus características ecológicas.
Sabemos de primera mano que para un carpintero el taller era como su casa, porque su tarea solía ser muy laboriosa. Lo cierto es, que a día de hoy, pocas cosas han cambiado en nuestra carpintería.
Primeramente, la pasión, una de las cosas más importantes. Además de dedicar tiempo en cada trabajo, también ponemos todo nuestro esfuerzo, interés y dedicación, observando, detallando y pensando siempre en cada uno de nuestros clientes.
En segundo lugar, la implicación en todo el proceso, desde elegir y comprar la madera y el resto de materiales necesarios, hasta darle la forma que queremos.
Por otra parte, cabe mencionar el control de calidad que realizamos en cada momento. Solo nosotros somos responsables del resultado de cada producto. Conocemos a la perfección todo lo que ha ocurrido durante el proceso de fabricación.
Por último, queremos destacar que elaboramos nuestros productos con el mayor nivel de personalización. Esto es posible gracias a que cada pieza está hecha individualmente y adaptada a cada cliente. ¡No existen dos iguales! Todas y cada una de ellas son únicas.
Este es nuestro modo de vida y las manos de nuestros carpinteros nuestras herramientas más importantes.
Por eso, casi 50 años después, seguimos apostando por la fabricación propia que, sin duda, es una firme declaración de intenciones.